8.06.2012

Procesos psicológicos


Hoy en día la inteligencia es un tema que se encuentra en la mesa de muchas discusiones por parte de distintas disciplinas, como la psicología, la medicina, la filosofía, antropología e inclusive la informática. (Gardner, 2001) Hasta ahora se había medido la inteligencia humana con ayuda de tests en los que se ponían a prueba distintas capacidades entre las que destacan: la memoria, el razonamiento verbal, el razonamiento numérico, el reconocimiento de secuenciación lógica, la expresión y resolución de problemas. 

Pero se ha visto que esto ha sido un error, pues hemos estado tan interesados en medir la inteligencia dedicada a resolver problemas técnicos, que hemos olvidado otras habilidades del ser humano como son la comunicación afectiva o la inteligencia emocional. (Vallejo-Nágera, 1998)

Al margen de que estas mediciones resultaron polémicas, comenzaron a sentarse los primeros intentos formales por definir a la inteligencia y evaluarla. Y de hecho estas tecnologías que en un principio buscaron medir la inteligencia, se emplearon en la educación formal desde la primaria hasta niveles superiores de educación, bajo la denominación de exámenes. Sin embargo, aún y cuando un número considerable de especialistas coincida en que una parte de la inteligencia se pueda heredar, no es del todo posible precisar las razones de los diferentes CI entre los grupos de seres humanos. Pero lo que sí esta mejor entendido es la influencia que tienen en los resultados de dichas pruebas, los aplicadores de las mismas, por pertenecer a la clase social que domina a un lugar. No existen pruebas científicas que avalen la existencia de una relación directa entre el CI de las personas y su nivel socioeconómico. 

Este concepto de inteligencia es un concepto de valor. Tal y como ser alto o bajo, hermoso o feo. Y en este sentido no se tendría mucho que hacer al respecto. (De Bono, 1998)

Sin embargo debemos considerar que la inteligencia no es el resultado aislado de un solo tipo de facultad o potencialidad que refleje una simple capacidad humana; sino que implica una red compleja de potencialidades que interactúan entre sí para dar como resultado a un individuo capaz de responder de forma distinta ante situaciones diversas en menor o en mayor medida. (Gardner, 2001) 

Recientemente la teoría que más se ha impuesto es la de las inteligencias múltiples de Howard Gardner. El autor provee al individuo de un potencial biológico (genético) y otro psicológico (elementos cognitivos) los cuales procesan información que posteriormente es devuelta en forma de respuestas a problemas dentro de un marco cultural determinado. Por tanto, cuando queremos medir la inteligencia de un sujeto, lo debemos hacer basándonos en todas ellas, no sólo en unas cuantas. Esta teoría surge a raíz del conocimiento que el autor adquiere a partir de su trabajo con niños y adultos que presentaban algún tipo de lesión cerebral. Comienza por deducir que las personas poseen una amplia gama de capacidades en las que las personas puedan ser eficientes, pero en otras no necesariamente.

Conclusiones

Como podemos darnos cuenta el lugar de trabajo contemporáneo debe aceptar cambios que vayan desde la percepción del trabajo visto como un proceso biopsicológico, que no juzgue a priori la actividad laboral, sino que la explique y la transforme para el beneficio de todos en la organización. Buscar extrapolar descubrimientos en el plano neuronal y del sistema nervioso central, será fundamental en la comprensión de las personas que se encuentran inmersas en una organización que por sus razones de existencia ha negado la posibilidad de atender y comprender al individuo desde un enfoque interdisciplinario, para lograr con ello, entre otras cuestiones, el estudio sistemática y práctico del individuo en un ambiente diferente al natural. Si llevamos a la práctica la utilidad del proceso de la habituación, por ejemplo, estaríamos atendiendo en forma por demás preventiva, la ocurrencia de un sinnúmero de accidentes de trabajo y que repercuten en la economía de las empresas al elevar el pago de su prima de grado de riesgo ante el IMSS. 

Por otro lado, la inteligencia, el aprendizaje y la creatividad, no deben ser vistos como aspectos ajenos a la realidad de cualquier organización y mucho menos desperdiciados o desatendidos como hasta hoy se ha venido haciendo en un gran número de empresas. 

El psicólogo del trabajo debe ser capaz de abrir camino para el máximo aprovechamiento de los conocimientos surgidos de las múltiples investigaciones en el ámbito laboral y humano. Llevándolas a cabo dentro de un marco ético y de responsabilidad profesional. 

Los aspectos, hasta este momento revisados se encuentran íntimamente relacionados entre sí. La inteligencia, debe ser atendida y entendida en forma amplia y compleja; el aprendizaje no solo basado en la teoría, sino también en la observación y en la propia experiencia del individuo, llevando consigo el objetivo central que le da su origen: el cambio de conductas. Finalmente, la creatividad la cual no debe ser limitada a descubrimientos extraordinarios o restringido a seres dotados de “musas” divinas; extrañamente se la vincula con el autoconocimiento, la habilidad comunicativa o el manejo de conflictos. Invariablemente, las emociones profundizan este aprendizaje, especialmente cuando un comentario o una experiencia duelen o agradan, ofreciendo nuevos conocimientos y generando nuevas formas de lidiar con un desafío. Siendo más probable recordar aquellas experiencias que menos se ajustan a nuestros patrones usuales.


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